domingo, 7 de agosto de 2011

anotación al márgen... disfrutás?

Es dificil encontrar palabras para expresar cosas que pasan en la cabeza, más dificil las que pasan dentro del cuerpo, y aún más las que no conseguís descubrir su procedencia.

Uno busca sacar la atención de eso, pero se complica. Uno cree que lo hace, pero se miente, se auto engaña.
Algunos cantan, bailan, actúan, pintan, hacen música, escriben historias, cuentan cuentos, caridad, etc… pero siempre hay algo que te vibra desde otro lugar y te “desacomoda la estantería”.
En ese momento, no sabés para donde disparar. Pensás. Queres caer en razón. Caés. ¿Hace falta caer en razón?

Disfrutá la duda, disfrutá la decisión de seguir ese camino inconsciente. El tiempo dirá. El viento guiará. Tenes que ser como un barrilete, dejate llevar. Dejate seducir por las texturas suaves y ásperas, por sus colores, y repará en cada situación distinta. Aprendé de ellas.

Cuando querés “algo”, podes pasarla bien. ¿Cómo? Simplemente esperando. Todo lleva tiempo, sacrificio y consecuencias. Si vas con ese pensamiento de que sólo es cuestión de tiempo, lo vas a llevar mejor. Pensá menos. Es imposible no pensar en lo que estás queriendo, pero probá en pensar menos. No lo reprimas. Pensá lo justo y necesario, después derivá lo consiguiente asegurando que es como te parece. Nadie, ni el “Dios” que inculcaron avasalladamente, tiene la verdad absoluta. Sos lo que pensás, pensás lo que sos. Cambiá tus pensamientos…

Se felíz con tu mundo. Seguramente te va a llevar por caminos distintos a los que conocías. Vas a cruzar gente distinta, que piense y actúe de otra manera a la que tenías encasillada como “obvia”.

Si alguien que querés no está cerca o no se te da, disfrutá también. Es parte de la vida. A veces se gana, a veces se pierde. Si ganás, bien. Si perdés, no podía haber pasado algo mejor. El universo es sabio.

Viví la vida, no como si fuese la última, sino como la que obligatoriamente debes vivirla. En mi caso la respeto, la quiero, con lo que me hace bien y lo que me hace mal, la aprecio por lo que es. Me quiero a mi mismo, porque soy parte de la vida. No te niego que es dificil querer a todos los que comparten este mundo, pero con intentarlo no perdés nada. Te vas a dar cuenta que la armonía empieza a cultivar en la tierra donde habitas. La naturaleza te responde con lo que le das. Y, cuando digo Naturaleza, no me refiero a las plantas, ni el pasto, ni el agua, sino también el cemento, el Hombre.

Vivir en Paz en el medio de la montaña sin que te falte nada, es fácil. Y no necesariamente es Paz eso. Nos tocó vivir en unión con los pares. Compartir.
Cuando respirás… ¿Qué respirás, Aire? ¿O sólo das combustible a la máquina para que siga funcionando hasta que se oxide?

VIVÍ.

-"...sólo te había indicado que oyeras su canto".

Es verdad. Es un juego. ¿Qué carajo es esto?
Alguien puede explicarme de qué se trata, si, pero tengo que hacer el intento de, al menos, intentar entenderlo.
Tantas verdades absolutas sobre la bondad y armonía del día, la belleza del Sol. Tantas mentiras sobre la cruel y misteriosa noche, la oscuridad.
Historias mal contadas, sin necesidad.
Una tela con colores al azar puede ser el derecho orgulloso de agrupaciones de seres humanos denominadas “Paises”. Mantener la mirada fija en la de un desconocido que cruzamos por la calle no puede ser jamás un derecho del Ser Humano. O será que los “derechos” no existen tampoco, y que estamos errados al creernos superiores en el planeta que habitamos.
¿Por qué una mirada significa mucho? Al fin y al cabo, cuando te vea y sin palabras deletree términos tan gastados como “te necesito”, “te quiero”, “te amo”, me volveré a plantear: ¿y qué tal si esto es un juego? ¿Tanto se lucha para volver a empezar, desde cero? Pero así seguiría haciéndolo hasta el fin e inicio de la repetición. De todo me desprendo por volver a verte en otra vida. Esa era la sensación que tenía cuando te ví por primera vez. ¿Fue la primera vez? Tantas preguntas se hacen las personas, sin disfrutar. Como cuando iban caminando el Maestro y su Discípulo: El maestro se detuvo y le indicó que oyera tan bello canto del pájaro en la rama. El discípulo así maravillado, observaba sus plumas, su pico, su tamaño, soltando nombres de pájaros e insistiéndole al maestro. Entonces éste retomó su andar. El discípulo lo siguió y le preguntó: “Maestro, por qué no nos quedamos a escuchar un poco más del pájaro?”. Este le respondió: “¿Qué pájaro? No veíamos el mismo. Tú pensabas en sus detalles, qué raza sería. Mientras que sólo te había indicado que oyeras su canto, sin importarte el pájaro siquiera.”
De esa manera te pido que probes mirar a los ojos del otro, sin prejuicios, sin ver los ojos. Observale la mirada, y después me contás.
“Lo que se muestra, no es”.
Con este pensamiento podés acompañar a Alicia y tirarte de cabeza a la madriguera, no vas a esquivarle a nada.
¿Cómo te ves sin temores, sin miedos?
A ver, yo lo haría por… no se. Por nada y por todo. Lo haría por el simple hecho de hacerlo y ver qué pasa.
No perdés nada si primero podes identificar el canto del pájaro antes que su determinada raza.

YO, como SER.


Alguna vez…
¿Intentaste callar las voces en tu cabeza, hasta las tuyas propias?
¿Te tocaste la piel?
¿Escuchaste los latidos del corazón al ritmo del aire que respiras?
¿Cerraste la puerta con llave para encerrarte sólo?
Y cuando te encerraste,  ¿pensaste en no pensar?


Estamos obligados a ser Seres Humanos y Sociales. Constantemente nos dedicamos a los demás, o a nosotros, pero también es para ser un Ser Social.
En mi caso, motivo por el cual escribo esto, una vez elegí No Ser Yo. Esa vez, me encerré, y en todo sentido. Al mismo tiempo, me alejé de todo, y de mí. Lo más difícil.
¿Soy quien digo ser? ¿Soy quien dicen que debo ser? ¿Soy lo que soy?
Entonces ahí pensé: “basta de pensar en todos, y de lo que debo ser para vivir en la comunidad de Seres Humanos y Sociales, Razonables, etc…”
Mi imaginación no puede limitarse a lo que ya está mostrado, demostrado, pautado, programado. Si bien estaba encerrado en 4 paredes… eran sólo paredes. La Física Cuántica establece que todo está compuesto por los átomos, tanto mi cuerpo como la piedra y esas paredes. Por ende, mi imaginación no es material. Debía trascender.
Así lo hice.
Soñé.
Volé.
Y volví a respirar.
Ya entonces lo material se había vuelto un componente innecesario para definirme como un Yo, dentro del universo material.
¿Para qué tanto problema? Todo es material, todo se enfrenta, se altera, se rompe. Los Seres Humanos y Sociales también lo hacen. Pero Yo, como SER, no me ato a esas reglas, ni a ninguna otra.
Estoy obligado a vivir en este universo, galaxia, sistema solar, planeta, país, casa, y en este cuerpo. Estoy sujeto a las reglas establecidas para convivir, las respeto y las cumplo, como puedo. Pero no me condeno por lo que me toca vivir dentro de este juego. Eso es, un juego. Juego, no sufro.
Cuando este juego termine, encantado comenzaré otro. Sé que en algún momento, el juego aburrirá. Allí, encontraré muchas respuestas, y nuevas preguntas.

A vivir, aquí y ahora.

domingo, 1 de mayo de 2011

ESTEMOS MÁS EN CONTACTO CON LA NATURALEZA












EL INICIO DEL FIN



Sé auténtico, forja tu propia herradura; 

Teje tus promesas en telas gastadas y añejas;

Arráncale las plumas a la paloma de la “Paz”, derríbala, y sé como ella… sólo el primer aleteo te hará sentir su aire.

Entierra bajo El Monte de La Cruz la carga que no te deja treparlo. Luego el bolso, pero ten cuidado… te pesarán hasta las pestañas!

Comienza a transitar el inicio del fin para finalizar la espera de lo nuevo y lejano.


-Danilo Caprino-

GEMELOS



Mi primer Día de gym.
La gente muy copada, yo era el nuevo.
Me sobrellamó la atención una persona más que el resto…
Una persona que, en realidad, eran dos; dos gemelos. Tendrían entre 22 y 25 años. Mismo corte de pelo, mismo desarrollo de cuerpo, misma ropa.
 
De inmediato, fue el eje central de mis pensamientos mientras entrenaba.
La vida de los Gemelos… no?
Los observé. Cada ejercicio que hacían, era compartido. Uno levanta la pesa, el otro le sostiene y lo mira a los ojos para aliviar su dolor. Así turnándose, uno y otro.
¿Tenían que correr en la cinta? Lo hacían en dos máquinas juntas, se miraban al espejo y conversaban. 
Sus charlas… con nadie. Sólo entre ellos, como si fuese una sola persona y su mismo pensamiento en dos cuerpos separados.

Así fue toda la semana, yo en mi casa pensando cómo sería vivir de esa manera, con otro yo a mi lado, un “cuasi-clon”. Luego al gym y volver a observarlos.
Pero un día sucedió algo distinto…

Haciendo mis ejercicios, me percato que detrás mío estaba uno de los gemelos. A los minutos, no pude encontrar al otro gemelo.
 
Vino solo.
 
Uno faltó.
 
Ahora era un gemelo, sin gemelo.
 
Lo miré fijo por el espejo, sus reacciones… Estaba triste. Hacía un poco y cortaba, se sentaba, miraba al suelo, y volvía a repetirlo sucesivamente.
 
En un momento necesita pasar por delante mío para llevarse una mancuerna, pero no me pude evitar eludir mis dudas.
Yo: “No viniste con tu gemelo hoy?”
Gemelo: “No no, se tuvo que quedar, no podía venir. Pero yo vine igual”
Yo: “Uh es jodido estar separados, no?”
Gemelo: “Oh, ni te cuento”.
Yo: “Si, ya me di cuenta, por eso te pregunté. Y son idénticos…”
Gemelo: “obvio… somos gemelos! Jaja”
Yo: “jajaja…”
Ahí terminó el mayor acercamiento, porque después siguió con lo suyo, y yo con lo mío…
Pero me buscaba para dialogar y no sentirse solo.

Ese mismo día me surgió la necesidad de reflexionar sobre el tema. La vida de un gemelo…
¿Cuán distinta es a la de alguien que no tiene gemelo, o simplemente hermanos? ¿Qué cambios atraviesa luego del alejamiento, enfermedad o fallecimiento de su mitad?

Aún sigo pensándolo.


Creo que sólo ellos podrían explicarlo.

jueves, 28 de abril de 2011

"La CARIDAD no necesita aprobación. Hazlo, cállate la boca y sigue adelante! "

VINCENT - Tim Burton - (español)

De Ancianos... El Último Beso



Caminaba por la vereda, ya no me molestaba nada. Las bocinas, las sirenas, los motores, la gente… una sinfonía de armonioso desequilibrio llegaba al punto máximo de saturación, pero la imagen y el ruido se paralizaban lentamente. El viento cesaba. Las hojas secas representaban el Otoño, en mí sólo una parte del gran escenario, que ahora era reducido a una maqueta invisible. Al otro lado de la avenida, un cuerpo caminaba desvanecidamente, necesitando coordinación y fuerza para mover sus piernas tan rápido como el baile de aquellas hojas al caer abrazadas por la brisa. El cuerpo observaba el piso como lo hacen los niños al dar sus primeros pasos. Pero aquellos pasos eran los últimos que podía dar. Mi corazón comenzaba a llamarme, quería demostrar que aún estaba intacto, como el momento en que la había visto por primera vez. Muchos dicen que el Amor a primera vista no es posible. Yo digo que si. Créanme, han pasado cuarenta y siete años, y aún veo en sus ojos la mirada de una mujer de veintidós. Una mujer que hurtó mi corazón y pensamientos por mucho más tiempo del que mi madre pudo tenerme a su lado. La anciana todavía se esforzaba para llegar al poste del semáforo y, por fin, reflejar el brillo de sus ojos en los míos.
La sinfonía cesó para los dos. Diez metros de cemento nos separaba. El movimiento “fúnebre” de los autos limitaba la visión, de uno hacia el otro, deseando que caigamos en la tentación e irnos con ellos. Pero debíamos cumplir el último mandato, el tiempo se acababa. El frío rozaba las mejillas. Su rostro ocultaba décadas de historia, décadas de obediencia, y sufrimientos de Amor.
Era el día. Su libertad duraría sólo cinco minutos. La salud es complejamente seria. Se manifestaba a veinte metros de la anciana, dos mujeres de blanco, junto a la enredadera de hierros que conformaban el portón de la muerte. Vigilándola como responsable del sufrimiento del mundo entero, observaban fríamente, tal vez era algo común, y seguro lo veían a menudo, conociendo cómo terminaría la historia. ¿Qué importaban las hojas del libro? Sólo me importaba su mensaje, y la aventura llamada Amor.
Una vez dada la señal, se reflejó en el cemento húmedo, iluminando las mejillas del color rojo vivo. Simbolizaba el “avanza”, todo está bien, pronto estarán juntos frente al verde.
Esperó apoyada en la madera vital, el bastón que, junto al mío, completaba el par que habíamos comprado en Praga. Mi pié pisó el cordón, y el otro lo acompañó afirmando la postura. Los cosquilleos en la nariz comenzaban. Las miradas “parlantes” se comentaban. Lo plateado de su cabello se esfumaba en el viento, y tapaban de a momentos su curtido rostro. Ni siquiera podía desprenderse del bastón para quitárselo, entonces me acerqué en su ayuda. Mi mano recorría el contorno de su oreja. Su sonrisa se esbozaba, acompañando el movimiento de mi insistencia.
-¿Sientes lo mismo que yo?- preguntó sin dudar.
Respondí con un leve movimiento de cabeza, y un espejo en mi boca plasmaba la misma sonrisa.
-Te he esperado… ahora es tarde.- Remarcó.
-Nunca es tarde. Yo también he esperado.- Respondí.
-Creí en ninfas y en hadas, pero no han existido. Allí adentro no existe nada de eso. Sólo su censura constante, y el olor al despido.- Me decía entusiasmada y luego entregada.
Sus ojos ya no brillaban, sentía que el tiempo se iba, y ese momento debía ser eficiente. Entonces me apresuré sin contextos.
-Yo aún creo en Ti. Creo en todo lo que ya no existe, creo en el aire, en los aromas, en las historias de niños. Han sido muchas las noches en las que gritaba tu nombre al viento, esperando que estés sentada a mi lado. Pero no ocurría. Entonces lo has estado en mis pensamientos, en mi corazón.
-Pero no es lo mismo. Soy como una vela que suspira para no desprenderse de su llama. Me has hecho falta.- Me confesó.
-Siempre has estado conmigo, ¿no lo recuerdas? Las historias existen, y tu has existido en la mía durante todos estos años. Y hoy será el último canto que hará este jilguero, del cual tú puedas disfrutar. Pero debes prometerme una cosa: lo seguirás escuchando aún en el sueño profundo.- Por fin me había decidido, y la hora llegó.
-Estoy dispuesta a cancelar el paraíso eterno por escucharte resonar en los rincones de mi propio sueño. Renuncio a todo lo que sé, y a todos mis recuerdos que no tengan que ver contigo. Decido no hallar otro compañero de vida que no seas tú, tanto en la próxima como en todas las que me esperan.- Su rostro se volvía brillante y sus ojos ya no tenían color definido, eran transparentes como el agua, y profundos como la madriguera de “Alicia”. Las últimas palabras se acercaban. Ya no existía el tiempo, y no nos hallábamos identificados con esta vida, con esta realidad, sino con todas las que han transcurrido, las que transcurrían y las que eternamente transcurrirían, en ese mismo lugar y a la misma hora… porque la última declaración era única. Frente a frente esbocé convincentemente:
-Te Amo, como siempre te he amado, y jamás lo olvidaré.
Ella traslucía su lucha interna por encontrar palabras que expresaran lo que sentía, y lo que quería decirme. Pero rendida, no pensó más. Encontró la única respuesta concreta y segura que se pudiera dar:
-TE AMO.

Su voz había cambiado, recordaba haberla escuchado, pero hacía más de cuarenta años. Era el tono de unos veinti tantos, cuando decidió que sea la primera vez que me lo diría.

Así fue que, las enfermeras, y toda la responsabilidad que detrás presionaba, se acercaron y dijeron la frase del fin: “Debe entrar nuevamente por favor… un té caliente lo espera Señora”. Decidida fue como se volteó sin mirarme. Pero su mano, una vez dado el paso de regreso, aún seguía rebosada en la mía, sobre mi bastón. Sin voltearse, dejó deslizarla suavemente hasta que el frío erizó la piel.
La puerta de hierro, tan pronto como se abrió, ya estaba cerrada.
Me habían llamado el día anterior, para que esa tardecita vaya a despedirla: el té que la esperaba tenía una leve dosis de morfina. Sufría de cáncer, y había resistido hasta el máximo. No la pude visitar por años, los delirios se apoderaron de ella y el geriátrico fue la orden de la enfermedad.
Sin embargo, a la mañana siguiente, la volví a ver. Un llamado a mi nombre me despertó a las cinco de la mañana, y sin otro objetivo, miré directamente a la puerta, y allí estaba ella de espalda mirándome sobre su hombro, hasta que la cerró muy lentamente.
Estoy seguro de que esa mañana partió definitivamente, y que pasó toda la noche a mi lado, como reclamaba desde que ya no estaba conmigo.
[Texto Propio]

Ella y su amante, el cigarrillo.

Hoy me pasó de ver a una chica muy linda, parecía angelical por sus ojos claros y rizos dorados que brillaban con el sol del atardecer atravezando los árboles...


Pero antes de entrar donde yo estaba observandola, apaga su cigarrillo en la arenilla, y el humo asesino incondicional envolvió su luz. La oscureció. Parpadeé.

ROZAR


No te pasa que cuando ves a una persona que te parece linda, hacés lo imposible para acercarte y que te vea? Te sentis realizado cuando, quizás, sin querer, te roza con su brazo o mochila, cartera, paraguas, etc... lo que sea.

Ahí es donde te gustaría volver y tomarlo/a por la espalda. Tu cerebro reestructura la situación. Tu imaginación se opaca. Mirás la hora, estabas apurado/a, qué torpe... Andando!
TODAVÍASÉ es mi blog, donde voy a contar cosas que me cuento 
a mí mismo...