domingo, 1 de mayo de 2011

ESTEMOS MÁS EN CONTACTO CON LA NATURALEZA












EL INICIO DEL FIN



Sé auténtico, forja tu propia herradura; 

Teje tus promesas en telas gastadas y añejas;

Arráncale las plumas a la paloma de la “Paz”, derríbala, y sé como ella… sólo el primer aleteo te hará sentir su aire.

Entierra bajo El Monte de La Cruz la carga que no te deja treparlo. Luego el bolso, pero ten cuidado… te pesarán hasta las pestañas!

Comienza a transitar el inicio del fin para finalizar la espera de lo nuevo y lejano.


-Danilo Caprino-

GEMELOS



Mi primer Día de gym.
La gente muy copada, yo era el nuevo.
Me sobrellamó la atención una persona más que el resto…
Una persona que, en realidad, eran dos; dos gemelos. Tendrían entre 22 y 25 años. Mismo corte de pelo, mismo desarrollo de cuerpo, misma ropa.
 
De inmediato, fue el eje central de mis pensamientos mientras entrenaba.
La vida de los Gemelos… no?
Los observé. Cada ejercicio que hacían, era compartido. Uno levanta la pesa, el otro le sostiene y lo mira a los ojos para aliviar su dolor. Así turnándose, uno y otro.
¿Tenían que correr en la cinta? Lo hacían en dos máquinas juntas, se miraban al espejo y conversaban. 
Sus charlas… con nadie. Sólo entre ellos, como si fuese una sola persona y su mismo pensamiento en dos cuerpos separados.

Así fue toda la semana, yo en mi casa pensando cómo sería vivir de esa manera, con otro yo a mi lado, un “cuasi-clon”. Luego al gym y volver a observarlos.
Pero un día sucedió algo distinto…

Haciendo mis ejercicios, me percato que detrás mío estaba uno de los gemelos. A los minutos, no pude encontrar al otro gemelo.
 
Vino solo.
 
Uno faltó.
 
Ahora era un gemelo, sin gemelo.
 
Lo miré fijo por el espejo, sus reacciones… Estaba triste. Hacía un poco y cortaba, se sentaba, miraba al suelo, y volvía a repetirlo sucesivamente.
 
En un momento necesita pasar por delante mío para llevarse una mancuerna, pero no me pude evitar eludir mis dudas.
Yo: “No viniste con tu gemelo hoy?”
Gemelo: “No no, se tuvo que quedar, no podía venir. Pero yo vine igual”
Yo: “Uh es jodido estar separados, no?”
Gemelo: “Oh, ni te cuento”.
Yo: “Si, ya me di cuenta, por eso te pregunté. Y son idénticos…”
Gemelo: “obvio… somos gemelos! Jaja”
Yo: “jajaja…”
Ahí terminó el mayor acercamiento, porque después siguió con lo suyo, y yo con lo mío…
Pero me buscaba para dialogar y no sentirse solo.

Ese mismo día me surgió la necesidad de reflexionar sobre el tema. La vida de un gemelo…
¿Cuán distinta es a la de alguien que no tiene gemelo, o simplemente hermanos? ¿Qué cambios atraviesa luego del alejamiento, enfermedad o fallecimiento de su mitad?

Aún sigo pensándolo.


Creo que sólo ellos podrían explicarlo.